Un Boca sin ideas y cayendo en picada

Empate 0 a 0 entre la T y el Xeneize en el Mario Alberto Kempes en esta tarde de Domingo. Un partido de aquellos en los que el hincha y el apasionado por el futbol, aúna esfuerzos para no dormirse. Talleres con varias llegadas peligrosas y mostrando un poco más como para ganar el partido y por otro lado un Boca chato, falto de ideas y que no causo un gran peligro al conjunto cordobés. Solo tuvo una ocasión aislada producto de un error en la salida de Guido Herrera, que termino dejando mano a mano a Juan Ramírez (incorporación reciente del club) que por un decisión errónea no puso el 1 - 0 parcial. Esta imagen es la que viene dejando boca desde hace ya demasiado tiempo. Es cada vez mas evidente que el conjunto dirigido por Miguel Ángel Russo carece de un estilo de juego y eso se termina reflejando siempre en la cancha. Porque cualquier equipo de futbol (sobre todo uno con la historia y la envergadura de Boca) y en este futbol moderno, necesita indiscutiblemente de una identidad de juego tanto como necesita estabilidad institucional y financiera, o un proyecto serio de inferiores, por ejemplo. Russo no ha sabido darle ninguna identidad futbolística al equipo, que ya acumula varios tropezones en su ciclo y que se sostiene únicamente por el apoyo irrestricto del consejo de futbol que comanda Juan Román Riquelme. Un apoyo difícil de entender tanto para los propios hinchas como para los periodistas y analistas deportivos. Quizá podemos llegar a pensar que antes se podía justificar en los resultados que terminaba consiguiendo el equipo, que aun con el mal desempeño ganaba casi por inercia la mayoría de lo que disputaba. Pero en el ultimo tiempo ni siquiera los resultados se le están dando al técnico xeneize, que de los últimos 13 partidos apenas ganó 1. Aquí es donde todos quedamos desconcertados por el apoyo incondicional del consejo hacia el actual cuerpo técnico. Uno intenta buscar razones pero sinceramente no las encuentra. Disiento con Riquelme cuando justifica todo en base a los resultados, porque todos sabemos que solo con eso no basta para ser competitivo. Y el hincha (pieza fundamental de este deporte) se cansa, porque acumula grandes decepciones desde hace largos años mientras observa a su clásico rival con un proyecto deportivo ganador, que gusta y que cada vez que parece que se acaba, se reinventa y vuelve a causar la admiración de todos. Entonces sostener un proyecto que visiblemente no tiene una idea futbolística clara y que además no gana, es tensar la cuerda demasiado. Si no hay un golpe sobre la mesa, donde se reconozcan los errores y se cambie el rumbo, esto que comenzó ilusionando a todos hace casi ya dos años, se dirige a una inevitable catástrofe.