Dos jóvenes madrileños desafían las teorías de la evolución

Una pareja de jóvenes madrileños recibió en la mañana de ayer su pedido de un conocido supermercado que permite realizar la compra online. Hasta aquí nada suena extraño, dado el crecimiento de las transacciones por internet y el cambio en el modelo de vida en las ciudades. Sin embargo, hay un detalle especial que llama la atención sobre este caso. Los jóvenes, ambos con una posición laboral asentada y un conocimiento extendido de su zona de residencia, habitan a tan solo 140 metros del supermercado al que realizaron la compra semanal. La noticia ha escandalizado a algunos vecinos que, anteriormente preocupados por la gentrificación del barrio, dirigen ahora la mirada hacia esta pareja de novedoso comportamiento. "Hace mucho que no les veía, en la panadería me dijeron que se habían mudado hace ya meses" comentaba una vecina a pie de calle. Al preguntar al Delegado de Sanidad del Ayutamiento sobre este tipo de hábitos cada vez más extendidos, éste ha mostrado cierto desconcierto y ha declarado no comprender "la deriva de algunos jóvenes. Por más que ponemos en marcha planes para promover el deporte y la vida saludable desde las instituciones, las nuevas generaciones parecen haber decidido remar en contra de los hábitos saludables". Y es que si Toni y Sofía -nombres ficticios- fueran dinosaurios, probablemente en las próximas elecciones votarían al meteorito. Pero hay quienes quieren vislumbrar un cambio evolutivo en el ser humano y abogan por potenciar una industria dedicada específicamente a asistir a personas que evitan el movimiento como principio. Además, las históricas diásporas de pueblos como el judío, el armenio o el canario podrían haberse evitado inoculando uno de los genes que provocan una actitud de negación ante cualquier desplazamiento superior a la distancia máxima de 30 metros. Para Juan T. Arado, vocal de AFI, la Asociación a Favor de la Inmortalidad de Alcorcón, la conocida máxima de Aristóteles "La existencia implica necesariamente algo que permanece y algo que se modifica" sería incorrecta, pues ahora se demuestra que esta pareja madrileña solo permanece. Quizá el llamado "Homo Sapiens Hogarenius" haya comenzado su andadura en el planeta tierra.