Robo de huella, tocar objetos ajenos sale caro
Ja ja ja, ¡fuiste engañado!
¡ERA UNA BROMA!
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Mary Anne Smith (nombre cambiado) ayudó a cambiar una bombilla a su primo Ronald, este a su vez sostenía la escalera con la excusa de que el era más grande y ella no podria sostenerle tanto tiempo. Mary notó que la luz no encendía y su primo le dijo que quizá el interruptor necesitaba arreglo. Todo normal hasta este punto, al día siguiente Mary recibió varios correos de sus redes sociales, mensajes que ella no había enviado y su cuenta fue configurada a pública, cambió sus contraseñas y para su sorpresa, nuevamente vio cambios en sus redes. Un simple cambio de bombilla dejo sus huellas impregnadas y su primo evitó encender el interruptor para que no se borraran con el calor. Tan solo una fotografía a la huella impresa fue suficiente para clonar, con un algoritmo, los puntos necesarios que forman la clave de 60 dígitos exactos para su llave biometríca. ¿Broma, delincuencia o travesura? Todos tenemos la huella como un acceso seguro, íntimo, propio e inimitable. Pero no copiable.