Grave joven luchador tras inyectar silicona en su micropene

Como Julio Sepúlveda fue identificado el joven luchador trasladado en estado de gravedad al Hospital Hernán Henriquez Aravena de Temuco tras inyectar silicona en sus genitales. El individuo, quien anteriormente ha estado en la palestra noticiosa debido a cargos de zoofilia reiterada en contra de una ballena azul en el país de Japón, ha vuelto a acaparar la atención de los medios, esta vez por una riesgosa conducta que lo mantiene internado, con estado reservado en dicho establecimiento de salud. Los hechos ocurrieron en su hogar el día Domingo 07 de Julio del presente año, luego de su habitual entrenamiento vespertino. Camaras de seguridad captaron al sujeto adquiriendo 100 litros de silicona en Sodimac, que luego trasladó a su domicilio en el sector de Chivilcan. Los gritos de dolor desde el interior del inmueble del malogrado joven alertaron a las autoridades vecinales, quienes contactaron a personal del SAMU que concurrió rápidamente a la emergencia. La escena fue calificada por los profesionales como algo jamás visto en sus años de servicio. "Al ingresar al domicilio el sujeto se encontraba tendido en el suelo, completamente desnudo sin nada de ropa, sin nada lo que es nada, con una lupa en su mano derecha y una jeringa para vacunar peces, a la cual parecía haber conectado un sistema de bombeo que proyectaba una infusión de silicona desde un recipiente de 100 litros directo a sus genitales". indicó uno de los profesionales. Tras la particular escena el sujeto fue derivado de gravedad al hospital de la capital regional, donde permanece con pronóstico reservado. Javier Worm, amigo de infancia del infortunado luchador declaró ante la prensa: "Lamento mucho lo que ha sucedido con mi hermano, hace tiempo que lo notaba extraño, pero nunca imaginé que sería capaz de algo así. Recuerdo una vez cuando adolecentes Julio saltó de una banca a otra en una plaza, al caer se enganchó en una rama y se le bajaron los pantalones accidentalmente, quedando desnudo frente a nosotros y la gente que pasaba por el lugar. Las burlas ante el diminuto tamaño de sus genitales fueron tantas que con el tiempo creo que desarrolló este trastorno. Las personas se destornillaban de risa y le sacaban fotos, y nuestros amigos en vez de apoyarlo le gritaban a coro PICHULILLO, en alusión al apodo de toda su vida, . Desde ese momento mi socio cambió para siempre, pero jamás imaginé en lo que iba a terminar" comentó el increible amigo. Autoridades de salud del recinto hospitalario evitaron entregar más información, en espera de la evolución positiva del trastornado joven. Ampliaremos.