Un dia de grandes reuniones.
Ja ja ja, ¡fuiste engañado!
¡ERA UNA BROMA!
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El virrey había intentado ocultar las noticias llegadas desde España; sin embargo, toda la ciudad de Buenos Aires estaba al tanto del accionar napoleónico. Cisneros se decidió entonces por dar a conocer su versión de los hechos, lo hizo mediante una proclama con el fin de calmar a los criollos, pidiendo lealtad al rey español Fernando VII. Ya era tarde: la agitación popular se hacía cada vez más urgente. Esta jornada se caracterizó por una serie de reuniones en las casas de Nicolás Rodríguez Peña y de Hipólito Vieytes. Los asistentes a las mismas se encontraban convencidos de que España caería bajo Napoleón y de que América pasaría a ser dominio de los Bonaparte. Lo más importante: el grupo revolucionario (formado por Rodriguez Peña, Vieytes, Castelli, Belgrano, Paso y Beruti, entre otros) acudió nuevamente a Cornelio Saavedra y junto a él decidieron nombrar una comisión representativa para que pidiera al virrey un Cabildo Abierto. Allí, pensaban discutir si Cisneros debía seguir gobernando o no. Sabían que sin Saavedra no podían hacer nada: a él respondían las milicias ciudadanas conformadas, años atrás, para defender a la ciudad de las invasiones inglesas.