El consistino
Ja ja ja, ¡fuiste engañado!
¡ERA UNA BROMA!
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Díez intoxicados la noche de la apertura, el clandestino deja tras de sí una estela de muerte y destrucción. Tras fallar en su anterior andadura al intentarlo con tres ancianos ahora atacan con fuerza con un tataki que te apuñala según pasa.